JOSEFINA RIDRUEJO JUANO
Los rebaños de los arrieros solían ser muy nutridos, con hasta 200 cabezas de ganado. Además del pastor, que iba andando, solían ir dos amos sobre machos de caballería. Mientras el pastor iba pastoreando, los amos podían ir o no con el rebaño, dirigiéndose hacia un punto de encuentro recorriendo los pueblos. Si bien el pastor solía ser un mozo de mayor edad, a veces pastoreaban niños. El pastor solía llevar un zurrón con la comida y el agua para todo el día hasta que descansaban al anochecer, cubriendo el rebaño con redes toda la noche para protegerlo de depredadores.