FELISA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
Felisa y su familia emigraron de Vea a Pamplona después del accidente en el molino. El marido de Felisa se fue primero a Pamplona trabajando en la remolacha y en la construcción hasta que falleció su padre. En la semana de permiso por la muerte de su padre, su marido volvió a Vea para vender el ganado y otros bienes que poseían y emigrar toda la familia a Pamplona «con lo puesto». Tras la reforestación de pinos, igual que ocurrirían en todos los pueblos de Tierras Altas, acabó la vida de Vea. En la actualidad, algunos repobladores llegan a la zona aprovechando los restos de la vida que hubo.