ESPERANZA SUBIRÁN SANTOLAYA
Durante el embarazo, no había un seguimiento especial para las futuras madres, además de seguir trabajando hasta fechas cercanas al parto. Esperanza cuenta cómo estuvo trabajando en su último embarazo hasta el mismo momento del parto, cuando tras romper aguas no pudo llevarle la comida a su marido. Después del parto, la mujer debía quedarse en casa y el primer día que salía tenía que ir a misa a recibir la bendición. Si bien en muchos pueblos la madre no asistía al bautizo del hijo o hija por estar aún en cama, en el caso de Villar la costumbre celebrar el bautizo cuando la madre podía asistir.