En primer lugar y tras matar al cerdo, era primordial evitar que la sangre del cerdo se cuajara, para lo que había que remover constantemente la sangre extraída. Mientras, se lavaban las tripas en el río y, una vez limpias, se hacían las morcillas dulces. El pelo del cerdo se chomarraba y se pelaba a cuchillo para cortar la morrera, la cual se comía el mismo día de la matanza. El resto del cerdo, destripado y sin morrera, se descuartizaba al día siguiente sacando las piezas limpias, curándolas en sal y conservándolas en adobo (agua, ajo sazonado y pimentón) siendo típico comer picadillo del relleno de chorizo con huevo revuelto. Tras varios días oreada, la carne se conservaba en tinajas hasta el verano. Los hombres se ocupaban del proceso completo de la matanza, mientras el resto de la familia ayudaba.
22 La matanza
ESPERANZA SUBIRÁN SANTOLAYA