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Ovidio no tiene ningún apodo, cree que a su abuelo paterno lo llamaban Pimentonero porque se dedicaba a vender pimentón por los pueblos que traían de Jaraíz de la Vera (Cáceres). Su padre le contaba que a mitades de noviembre una cuadrilla del pueblo bajaba hasta allí a trabajar en los molinos de aceite y de pimentón. La temporada acababa en marzo y dice que se subían varios bidones grandes de aceite y luego se lo repartían según lo que querían.