DOLORES SÁENZ CALONGE
En la vivienda había una sala grande que no se solía utilizar, con acceso a dos alcobas. También había varias habitaciones con ventanas. En la sala había una mesa de comedor, una cómoda para guardar ropa y alguna otra cosa y también, había un lavabo con espejo de adorno. Los colchones eran de lana y se vareaban todos los años. Dolores se encargaba de los colchones de su casa, así como el resto de las mujeres del pueblo, algunas veces los hombres vareaban la lana porque era un trabajo duro. Abrían los colchones, sacaban la lana para lavarla y después volvían a coserlos. La lana era de ovejas churras, que compraban a los pastores, por lo que era necesario quitarle las posibles motas de paja que podía tener y lavarla.