FELISA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
Tras irse de Vea y volver un año después, todos los aperos de labranza que tenían habían desaparecido. Con los años, según Felisa, se acabaron llevando hasta las campanas de la iglesia.
Tras irse de Vea y volver un año después, todos los aperos de labranza que tenían habían desaparecido. Con los años, según Felisa, se acabaron llevando hasta las campanas de la iglesia.