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Ha sufrido muchas tragedias con el ganado. Un año, mientras subía con el ganado, el buey y las yeguas embarcadas, a la altura de Puerto Llano se partió el vagón de tal manera que las yeguas iban con las patas arrastradas. Tuvieron que bajarse y volver a embarcar en otro vagón. Cuenta que el jefe de la estación no se quería responsabilizar de los daños y al final lo solucionaron porque Jerónimo luchó porque no le cobraran de más.