FELISA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
La hora se calculaba por el sol, gracias a una piedra a la que llamaban la piedra del mediodía. Cuando el sol incidía sobre ella era, aproximadamente, la una de la tarde, siendo el momento en el que las mujeres debían llevarle la comida a los hombres que trabajaban en el campo. El clima no podía predecirse a largo ni medio plazo, recordando una gran tormenta en el año 56 que acabó con la vida de un rebaño de ovejas. La Luna era tenida en cuenta para el momento de la siembra, que debía coincidir con la luna menguante.