FELISA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
En origen, la iglesia se encontraba a las afueras del pueblo y el cementerio, a las afueras. Con los años, intercambiaron la ubicación de la iglesia y el cementerio, lo que había favorecido que los difuntos más antiguos de la familia de Felisa estuviesen enterrados en la iglesia. En el cementerio no había sitios de preferencia, abriendo las tumbas para cada nueva persona fallecida, labor de la que se encargaban los vecinos. En la cabecera de la tumba, colocaban una cruz de madera. Felisa recuerda una anécdota sobre unos vecinos que murieron de frío y cuyos hijos no se preocuparon por colocar la cruz de sus sepulturas. En un recinto apartado, se enterraban a los niños que no habían recibido el bautizo.