FELISA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
La primera vez que Felisa fue a Soria, fue el día del accidente en el molino, con 32 años. Sin embargo, a Pamplona sí había viajado varias veces desde los 17 años, cuando empezó a servir en casas de familias adineradas. El viaje a Pamplona comenzaba a las 3 de la mañana para ir a Cornago andando, coger el autobús de las 6 a Castejón y, desde Castejón coger el tren a Pamplona, llegando a la 1 de la tarde. Tras dejar las maletas en las consignas buscaban anuncios de casas en el periódico y, si no conseguían casa, se quedaban en una residencia de monjas a cambio de limpiar la capilla, hasta que encontraban casa para servir.